jueves, 1 de julio de 2010

Sòlo en sueño



Sólo en sueños,

sólo en el otro mundo del sueño te consigo,

a ciertas horas, cuando cierro puertas

detrás de mí.

¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,

y ahora estoy preso en su sortilegio,

atrapado en su red!

¡Con qué morboso deleite te introduzco

en la casa abandonada, y te amo mil veces

de la misma manera distinta!

Esos sitios que tú y yo conocemos

nos esperan todas las noches

como una vieja cama

y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.

Me gusta decirte lo de siempre

y mis manos adoran tu pelo

y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.

Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,

y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.

A veces lo recuerdo. A veces

sólo el cuerpo cansado me lo dice.

Al duro amanecer estás desvaneciéndote

y entre mis brazos sólo queda tu sombra.
Sólo en sueños,



sólo en el otro mundo del sueño te consigo,



a ciertas horas, cuando cierro puertas



detrás de mí.



¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,



y ahora estoy preso en su sortilegio,



atrapado en su red!



¡Con qué morboso deleite te introduzco



en la casa abandonada, y te amo mil veces



de la misma manera distinta!



Esos sitios que tú y yo conocemos



nos esperan todas las noches



como una vieja cama



y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.



Me gusta decirte lo de siempre



y mis manos adoran tu pelo



y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.



Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,



y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.



A veces lo recuerdo. A veces



sólo el cuerpo cansado me lo dice.



Al duro amanecer estás desvaneciéndote



y entre mis brazos sólo queda tu sombra.
 
Jaime Sabines

0 comentarios:

Publicar un comentario

Previous Post Next Post Back to Top